El dilema sobre la posible subida de tipos de interés en Estados Unidos todavía no está resuelto. Si a principios de verano, la presidenta de la Reserva Federal estadounidense, Janet Yellen, aseguraba que dicha subida (muy esperada por todos los inversores) se produciría no más tarde de este año y probablemente durante el mes de septiembre, la semana pasada tuvo que realizar unas declaraciones para tranquilizar a todos los agentes participantes y confirmar que dicha subida se hará efectiva antes de 2016.

Muchos analistas, sin embargo, no están de acuerdo con estas afirmaciones. El último dato económico de la realidad estadounidense demuestra por ejemplo que la tasa de desempleo se mantiene tan mal como en sesiones anteriores. Ante esta situación, no faltan quienes consideran que los tipos de interés cumplirán 10 años de inmovilidad sin que se produzca ningún cambio.

La presidenta de la Reserva Federal ha asegurado que esto no se va a producir y que la situación que no cambia desde 2006 pronto tendrá un nuevo hito en la historia económica de Estados Unidos y esta subida de los tipos se hará efectiva. Sin embargo, la actualidad económica no parece acompañar la voluntad de Yellen y el dólar no para de perder posiciones respecto al resto de divisas internacionales, principalmente contra aquellas que son rivales directas. Esto complica sobremanera la aplicación de la subida de los tipos y deja en una posición realmente delicada para la divisa estadounidense.

En la última sesión financiera de Nueva York, el dólar podía obtenerse a un cambio de 0,8918 euros, cuando sólo un día anterior el cambio se situaba a 0,8931. Y no sólo es el euro la única divisa con la que el dólar pierde posiciones, pues ha perdido con respecto al yen japonés, el franco suizo, la libra esterlina, el peso mexicano e incluso el dólar canadiense.

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