Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal, es el nuevo presidente de Brasil, tras haber contado con el 55,3% de los votos en una de las elecciones más polémicas de la historia del país sudamericano, en relación a la violencia y la tensión que ha generado los últimos meses.
Política de Bolsonaro
El nuevo presidente de Brasil se dirigió a sus más de 8 millones de seguidores en Facebook para anunciar la victoria. Es un símbolo que ejemplifica la importancia que las redes sociales han tenido en estas elecciones, pues desde ellas es desde donde más se ha popularizado el exmilitar.
Bolsonaro ha promulgado una defensa de limpieza en la política brasileña, a raíz de los recientes casos de delitos de fraude electoral y corrupción que han recaído en los dos últimos máximos dirigentes del país.
El actual presidente, sin embargo, ha motivado preocupación entre instituciones internacionales por su carácter conservador y ultraderechista, que incluso ha confirmado su simpatía con la dictadura de finales de siglo XX.
Objetivos de Brasil en esta legislatura
No obstante, pese a la voluntad conservadora de Bolsonaro, la situación real del país necesita un cambio y una dedicación de forma imprescindible.
La reciente crisis económica, que se ha extendido en el país hasta 2016, ha dejado atrás a más de 13 millones de personas en paro, un 12,1% de desempleo.
Por otra parte, la corrupción, la delincuencia y la violencia presentan una imagen de Brasil de país peligroso, que los propios ciudadanos confirman. La seguridad para los brasileños es una preocupación casi prioritaria respecto a la corrupción, algo que quizás le permita aplicar con mayor facilidad medidas rígidas, estrictas y conservadoras, más ligadas al Partido Social Liberal.
Enfrente tendrá un Congreso muy diversificado, en el que hasta 30 partidos políticos tienen su parte de responsabilidad en cada decisión.
Como principal rival está su alter ego en los comicios, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, que ha obtenido el 44,87% de los votos a favor.
Pese a todo, Bolsonaro tiene potenciales aliados en el Congreso, que le permitirían una entrada más suave en la institución y con mayores facilidades para implementar las nuevas medidas del cambio prometido para Brasil, que ha servido de lema para su campaña.