El Clásico Barcelona vs Madrid se aplaza al 18 de diciembre
Al final los aficionados se quedan sin Clásico. El partido previsto entre el Barcelona FC y el Real Madrid CF, que iba a tener lugar en el Camp Nou (Barcelona), el pasado 26 de octubre, finalmente no se jugó.
Las condiciones de inestabilidad y conflicto social y político, han motivado el aplazamiento del partido, con el fin de que se dispute en un ambiente de menos tensión.
El Clásico se jugará el 18 de diciembre
El próximo miércoles 18 de diciembre de 2019 ha sido la fecha seleccionada por LaLiga, con acuerdo tácito tanto de Barcelona como de Real Madrid.
Se rechaza así cualquier otra opción, entre las que estaba el 7 de diciembre (sábado) pero coincide con un concierto de Rosalía, así como el cambio en el orden de los encuentros, dado que la RFEF indica que debe respetarse el orden de ida y vuelta, por lo que no podría disputarse en el Santiago Bernabéu.
Una fecha poco rentable
Tanto Barcelona como Real Madrid aceptan esta fecha. Deportivamente hablando no supone teóricamente un gran cambio, aunque los azulgrana partían como favoritos tras los últimos encuentros del Real Madrid en competiciones nacionales e internacionales.
Sin embargo, LaLiga no está conforme. El partido se juega un miércoles, minando así un gran potencial de rentabilidad en muchos sectores, que se nutren de la espectacularidad internacional del encuentro.
Por otra parte, otros equipos también disputan la importante competición de la Copa del Rey, un argumento que no obstante tampoco serviría de disputarse en fin de semana, cuando el resto de equipos también compite por el campeonato nacional.
Lo peor de todo es la rentabilidad por horario. Siendo entre semana, el partido no puede tener lugar a mediodía, una opción que sería óptima para el mercado asiático. Ahora el horario exacto lo impondrá la televisión nacional y no se espera que sea antes de que termine la jornada laboral de la mayoría de españoles.
El mayor problema de todos, no obstante, es confirmar la situación en Barcelona. La ciudad debe apaciguar los ánimos si quiere que el encuentro se dispute en condiciones de seguridad para todo el mundo, jugadores y aficionados.