Hasta hace pocos años, ver una película en el cine constituía la forma más rápida, directa y espectacular de disfrutar del último film de un actor o director preferidos, así como del blockbuster de turno o una producción hollywoodiense que iba a hacer historia.
Si por aquél entonces Martin Scorsese estrenara una película en la que se dieran cita Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci o Harvey Keitel, la taquilla habría visto al característica invasión de cinéfilos que daban la vuelta en cola a la manzana del cine.
Los lugares donde se ve cine han cambiado, la compra de taquilla también, gracias a Internet, pero lo que no se había perdido era la exclusividad del séptimo arte. Ahora ya ha sucedido.
Este mismo ejemplo no es una fantasía, sino parte del reparto del próximo film de Scorsese (obviamente sobre cine de mafiosos), que ha aceptado la financiación ofrecida por Netflix por valor de 120 millones de dólares.
El “diabólico” trato por el que Netflix consiente la financiación de un éxito asegurado en taquilla tradicional es que no pasará por ella. Esta película, promocionada como The Irishman, no llegará a las salas de cine, sino que se estrenará en exclusiva en el servicio de televisión por suscripción.
La razón de que Scorsese haya aceptado este acuerdo es que Paramount Pictures no confiaba en el proyecto del legendario director, dado que su último film, Silencio, había sido catastrófico a nivel de rentabilidad.
El reto por el que un film de suspense requiere tanta inversión es el rejuvenecimiento de los actores mediante tecnología digital. El film los mostrará en tres etapas de su vida que les harán presentar desde 30 años hasta 70, la edad media que actualmente presentan estos actores.
Es una novedad para Scorsese quien, como muchos otros analistas, considera que el cine ha muerto. Pero no es así para otros, que ven en cambio una evolución de las tendencias, dejando la exclusividad a otros formatos y la espectacularidad para las salas de cine, algo que sí es imposible por espacio físico quitarle.