La reforma del Código Penal incluye una medida insólita en la democracia española y que en la práctica supone la cadena perpetua, según algunos de los diputados que intervinieron en el debate parlamentario. El Gobierno, por su parte, alega que será una medida extraordinaria y que está presente en varios países europeos.
En Bélgica existe un modelo penal similar que permite la prisión permanente revisable. De media, cada año ingresan en las cárceles belgas veinte presos acusados de graves violaciones o asesinatos. Estos reos pueden solicitar la revisión de su pena transcurrido al menos 15 años desde el delito, siendo un tribunal de cinco miembros los responsables de concederle el beneficio penitenciario.
Las cárceles en Italia congregan a más de 1500 presos a cadena perpetua. No obstante, la ley impide que la privación de la libertad se prolongue más allá de 30 años continuados. A pesar de eso Italia es uno de los países con más reos con esta pena, la mayoría de ellos por cuestiones relacionadas con la mafia, que tienen la opción de hacerse “chivatos” de la policía para rebajar su régimen carcelario.
Sin salir de Italia, en el Vaticano, la cadena perpetua estaba recogida en el derecho canónico hasta hace bien poco, cuando el carismático papa Francisco la suprimió, quedando en su lugar una condena máxima de 35 años. No obstante, en el actualidad las cárceles vaticanas están vacías y los culpables confiados a la Justicia divina.
Nicolás Sarkozy restableció la condena a cadena perpetua en Francia tras uno de los últimos atentados de ETA. La pena también se aplica a los violadores y asesinos en determinados casos que generan gran alarma social. Para evitar terminar su vida en la cárcel los condenados deben pasar un juicio psiquiátrico transcurridos al menos 30 años de prisión continuada.