Comprar por internet se ha convertido en los últimos años en una forma de consumo habitual para la mayoría de los ciudadanos. Cada vez más, los españoles recurren al ordenador para adquirir productos como ropa y complementos, gadgets electrónicos o servicios como hoteles o vuelos. Así lo corroboran los estudios e informes que aparecen periódicamente y muestran que en nuestro país las compras digitales han dejado de ser una excepción para convertirse en un hábito.
El último de estos informes, el Estudio Ecommerce IAB 2015, concluye que el número de compradores online ha aumentado en más de 20 puntos entre 2013 y 2015 (pasando de suponer un 44% de los encuestados hace dos años a un 67% actualmente). En este contexto, prácticamente todos los sectores se han puesto las pilas y han lanzado sus tiendas online.
También el sector agroalimentario ha optado por el ecommerce como una forma de dar salida a sus productos y muchos productores han visto en internet un manera de comercializar sus frutas o verduras y de venderlas directamente a los clientes finales evitando así los intermediarios y los precios abusivos de la gran distribución.
Ahora, por ejemplo, es posible comprar mandarinas o conseguir naranjas naturales gracias a empresas como Naranjas Florazahar, productores valencianos de tradición familiar en los campos, especializados en cítricos que distribuyen directamente sus frutas a toda España gracias al canal de distribución que supone internet. De esta manera somos capaces de tener en nuestra mesa frutas directas del árbol, sin necesidad de pasar por cámaras frigoríficas o cualquier otro proceso de conservación que influya en sus beneficios naturales.
También en el levante español, los productores de granadas de Elche han optado por comercializar sus frutas vía web y ahora es posible conseguir esta preciada fruta a golpe de click y recibirla en casa directamente desde los campos de Alicante. Algo parecido pasa con los productos de la huerta murciana, que ya pueden comprarse vía online en multitud de webs, que, además, usan el nombre de esa región en sus dominios como marca y referente de calidad.
Ahora solo falta que el consumidor, que ya ha superado sus recelos a la hora de comprar productos como ropa o billetes de avión, haga lo mismo con los productos agroalimentarios, los últimos en llegar al mundo 2.0.